martes, 4 de junio de 2013

CONCLUSIONES

Escribir este penúltima entrada me hace feliz, no porque vaya a bajar las persianas y cierre el chiringuito para siempre, al contrario, mi intención es hacer de este blog un espacio en el que en adelante compartiré mi mundo, mis ideas, mis dudas, mis reflexiones, mis nuevas experiencias y mis descubrimientos sobre el mundo de la pedagogía. 

Contento como decía porque estar expuesto a este tipo de experiencias sin tener que pagar nada es realmente un lujo. Siempre comparo prácticas así con cursillos a los que uno se apunta, paga y encima no vive la realidad. Para mí, las prácticas aunque no dejen de ser prácticas son parte vital de la formación, y buena cuenta de ello ha tomado Europa al formular el Plan Bolonia concediendo importancia capital al periodo de prácticas, trabajos escritos y experiencias in situ. 

No voy a negar que soy una persona demasiado organizada, que me gusta estar poco expuesto a la incertidumbre, y que necesito poner lo que sé y lo que puedo, para no tener la sensación de que se me juzga mal. Es un defecto, pero he recibido una educación de mis padres y mis hermanos mayores en los que sólo valía el trabajo bien hecho, el esfuerzo, y la dignidad, sin que nadie pudiera reprocharnos nada. Todo ello, hace que a veces me preocupe en exceso lo que otros pueden pensar de mí, sobre todo, en un ambiente en el que se va con la etiqueta de intruso y de practicante. Soy una persona activa, muy abierta, que me gusta interactuar y la mayoría de veces...decir lo que sé o lo que pienso. También es cierto que aunque con mucha ilusión, a veces lo he pasado mal, porque algunos días trabajaba de noche, y cuando salía por la mañana debía empalmar con las prácticas. Ha sido un tiempo de poco descanso, de mucho estrés y esfuerzo.

Al iniciar este periodo me preocupaba no tener mi lugar, no participar, que mi opinión, llegado el caso, fuera impropia, o que aun siendo apropiada fuera desconsiderada desde el equipo de profesionales. Puedo decir que la acogida ha sido cálida. 

Mentiría si dijera que al empezar estas prácticas tenía objetivos concretos marcados. No, no es así. Cuando he tenido la suerte de llegar a este periodo de cualquier carrera -las prácticas-, sólo me he marcado un objetivo siempre: aprender todo lo que pueda. Porque sé que el conocimiento es construido, verdad absoluta, y que unas experiencias y conocimientos siempre me llevarán a otros. Y así ha sido. Bueno, tal vez esta sea la excepción y además de haberme propuesto como siempre aprender todo lo que pudiera, tener la posibilidad de refrendar, cuestionar y comparar la realidad psicoeducativa y el marco bajo el cual se interviene. 

En ese sentido he aprendido en esta universidad casi como axiomas, que el proceso e-a debe ser entendido desde una visión sistémica, que el enfoque congruente del psicopedagogo debe ser el educacional constructivista, y que el aprendizaje, el proceso e-a, y el proceso intervención no son sino un reflejo de multitud de teorías relacionadas con el constructivismo como el aprendizaje significativo de Ausubel, la ecológica de Bronfenbrenner, la del andamiaje de Brunner, la sociocontextual de Bandura, la ZDP de Vigotsky. Todo sin olvidar que no existe una pócima mágica, y que si bien es importante tener un modelo de intervención psicoeducativo de referencia no podemos ni debemos cerrar la puerta a aspectos de otros modelos.


El modelo educacional constructivista adquiere relevancia porque además de ser preventivo no centra el punto de partida en las limitaciones del alumno sino en las posibilidades que pierde por la mala coordinación del contexto, por la ausencia de estímulos o por la desajustada oferta metodológica, y por tanto, sabe de la necesidad de basar la intervención como respuesta a un entorno interactivo, en el cual profesores, alumnos y contenidos están insertados en el microsistema educativo de aula, institucional, social…

Así, con el modelo educacional colaborativo interiorizado como referencia de una intervención psicopedagógica, es importante valorar la forma de trabajo del centro, colaborativa. Eso me ha dado una idea de la predisposición y la unión necesaria que tiene ese equipo para acometer cualquier objetivo. En ese centro también se refleja sobre el contexto escolar, la intención desde el PEC de atender a la diversdad, y de que, en principio, no sólo sean acciones aisladas sino eje central y fin último de su ideario y acciones. He visto que se contribuye a hacer más fácil la adhesión de participación, esfuerzos y motivación de toda la comunidad (incluido familias y instituciones externas), y que la convivencia es muy buena.

Dicho todo esto, creo que a grandes trazos sí que se tiene una visión sistémica del aprendizaje en la que es el contexto y no el alumno quien debe propiciar las condiciones ideales para favorecer el proceso e-a, educativo, formativo, puesto que en general en casi todos los casos que he presenciado ha habido una toma conjunta de acciones, apoyos y colaboraciones contextualizadas (al centro, al grupo-clase- al individuo) que se han implementado como medidas cual teoría del andamiaje (Brunner, 1956). 

Creo que la forma en la que se han tratado las dificultades que han surgido y en la que ha intervenido a menudo toda la comunidad de profesionales: asesora, maestras, equipo directivo, etc... denota un fin preventivo último pues se pone en batería a todo el centro al entender que tal necesidad y demanda es responsabilidad de todos, y el objetivo es considerado global porque atañe al sentido y forma de entender el currículum, la educación, sus objetivos y la forma de procurar atenuar o erradicar las necesidades educativas de sus participantes (alumnos) a través de la mejora del proceso de enseñanza y la disposición de apoyos atención a la diversidad (modelo curricular) del contenido, y la forma de implementar dichas mejoras y decisiones a través de un modelo colaborativo en el que la orientadora-asesora era una más del complejo sistema de fuerzas y acciones de un modelo de orientación y intervención colaborativa desde el enfoque educacional constructivo del proceso y un modelo de intervención mediacional-institucional bajo el papel de colaboradora con el fin de prevenir dificultades, (y no sólo paliarlas).

He podido ver con mis propios ojos que el proceso de intervención psicoeducativa es un proceso dinámico, participativo e interactivo que atiende a la necesidad de otro proceso de e-a con las mismas caraterísticas en el cual se encuentra inserto. En resumidas cuentas, he tenido mucho interés por el día a día del centro, he aprendido muchas cosas que no sabía, sobre todo, a nivel de burocracia. He aprendido que existen infinidad de pruebas de diagnóstico, que la colaboración del equipo es vital para resolver dificultades, que la composición del alumnado influye mucho en el tipo de necesidades y convivencia al que se enfrenta el equipo, etc...

También, por qué no decirlo, he aprendido que el nivel que nos da esta universidad, y que yo creía cojo por la falta de exigencia a nivel de conceptos y exámenes, es muchísimo y actualizado, puesto que algunas veces los conocimientos que he aprendido en asignaturas como Análisis, Modelos, EE, Diagnóstico etc…resolvían más de una duda de algunos componentes del equipo. Aunque parezca mentira, con estas mismas prácticas he cambiado mi opinión sobre la utilidad, la dinámica y el nivel de esta universidad. 

Como conclusión, quiero expresar que estoy muy contento con mi papel, que igual que cuando descubrí el mundo de la docencia a través de las prácticas, es un mundo mágico al que me gustaría dedicarme pronto. ¡Aporta tanto a nivel emocional y de relaciones humanas!. Los alumnos lo merecen todo, y hay una cosa que tengo clara: la confianza y la empatía derriban muros, y el cariño y el afecto construyen pirámides faraónicas.


Por último, si no nos cansamos de cacarear que la formación debe ser vitalicia para el profesional, tampoco quiero olvidar decir que la experiencia es la madre de todas las ciencias, y por tanto, uno no deja de aprender nunca, máxime cuando está expuesto a la experiencia y a la realidad in situ. Este viaje no ha hecho más que empezar, y aunque bien encaminado, quedan muchos pasos que dar…sin embargo, la esperanza está como un sabio  proverbio chino reza: “Incluso el más grande de los viajes, siempre comienza con un paso pequeño”. Así que me gustaría poder seguir caminando, y a través del tercer trabajo de este PR1, implementar algún tipo de ACI para alumnos “nouvinguts” de Sudamérica y con un nivel curricular muy por debajo de su curso. 


Nuestro ascensión no ha hecho más que empezar. Pero siempre es bueno partir de un campo base seguro.

2 comentarios:

  1. Hola Felipe, te felicito por todas tus entradas he seguido todas ellas y me han parecido muy interesantes, al igual que tu reflexión final.

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  2. Gracias, Núria. Yo también a tí.

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